Enganchada
Demasiado tarde, ocho meses es mucho tiempo. Cuando lo advirtieron estabas atrapada, ya eras juguete de aquel guiñol. Pendiente de él a todas horas, no hacías otra cosa que seguirle, llenaba tu vida, te sentías viva. Una de esas noches te informaron que se iría, que no volverías a verle, comer, lavarse los dientes, bailar,…