Viuda, sesentona y le encantaba Felisín, el hijo de su vecina. Muchas tardes pasaba por su casa, le daba de merendar, le llevaba al parque, jugaban en el césped. Sus larguísimas pestañas le recordaban a su hijo, pero a éste nunca le habló de querer a los animales, de respetar su vida en libertad, de proteger los árboles y que una cerilla podría traer mucho dolor…
Tenía catorce años cuando lo encontró capeando una muleta. Quiso quitarle importancia. Días después lo vio salir del pinar con una carabina y unos pájaros pendiendo de un aro sangriento.
RELATO ENVIADO AL CONCURSO SOLIDARIO CINCO PALABRAS
Cuánta dureza encierra tu relato Rosy. La educación de los hombres ha sido tan…, tan dura y fría, que así nos va. Me ha gustado mucho.
Besicos muchos.
Me gustaMe gusta
Gracias Nani por tu visita. Un besote grande
Me gustaMe gusta