Cogió el primer tren que le llevaría a casa. Fuera, la gélida noche extendía copos engalanando el paisaje. En el vagón de al lado unas voces le cantaban a la Navidad. Pensaba en su madre, aromas a dulces recién horneados revelaban su estómago. Con coloridos paquetes mezclándose en su equipaje y ganas de ver a su gente salió de la estación.
«Papá y mamá, este año no llegaré a tiempo. Un coche y unas copas de celebración a la salida del trabajo me lo han impedido».
Esta foto la he cogido prestada de la red
Duele solo de pensarlo.
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