Confeccionaban sus propias alas. Tenían unas para cada ocasión y en todos los colores. Para pasearse por las ciudades, Sílfides se vestía las de polivinilo, iguales a los tubos, mangueras y mayoría de juguetes para niños, ya que soportaban tormentas, heladas y todo tipo de vientos.
Las de poliestireno —ligeras y suaves al tacto—, Dríades las utilizaba para sobrevolar los bosques en las tardes apacibles y con sol. Sus favoritas eran las blancas, semejantes a los protectores de aparatos domésticos y las bandejas para hamburguesas.
Las preferidas de las Oceánides eran las de polipropileno, idénticas a las bolsas, los envases de los yogures, las botellas del agua, del aceite, las pajitas… básicamente porque aguantaban muy bien el frío y la humedad.
Sin duda, estas hadas eran las más chics y modernas de las leyendas mitológicas: les encantaba ir a juego con los Océanos, especialmente con el Pacífico.

Esta imagen la he tomado prestada de internet
Qué bien narrado este problema que nos ha hecho ensuciar tanto y con tan mal remedio. Felicidades, me ha gustado mucho.
Besicos muchos.
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Muchas gracias Nani, en efecto, creo que el ser humano no tiene remedio.
Un abrazo grande
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