Soñar despiertos era nuestro juego favorito hasta que, después de tres meses chateando, decidimos conocernos. Llevaba un año separada de un insufrible marido, enfermo de celos y especialmente irascible desde que perdiera un dedo de la mano derecha en un accidente laboral.
Tenía miedo al amor, pero la soledad me pesaba demasiado. Llegó el día y para identificarlo me dijo que le faltaba un dedo en una mano. Qué cruel coincidencia. Me lamenté de mi fatalidad y mala suerte y con reservas acudí a la cita para descubrir, perpleja, que a éste también le faltaba el del corazón. De nuevo mi añorada felicidad se me esfumaba entre los dedos.
Microrrelato presentado en ENTCERRADO 2… de sueños y pérdidas…
Frase de inicio; Soñar despiertos era nuestro juego favorito
Frase final; entre los dedos.