Hoy cumple 22 años y le llevas su colonia favorita. Entras en el recinto. Estás nerviosa, ella más delgada. Coges el teléfono y a través del cristal le reiteras cuánto la quieres.
«Mamá, tranquila, estoy bien, prefiero esto a lo de antes…».
Te mira a los ojos y te insiste en lo que no debes hacer…
«Jamás revelarás que cuando vi a papá en el suelo te arrebaté el cuchillo y me unté de sangre el vestido».
Ella no hubiera podido cuidarlas, desde la cárcel tú tampoco.
Ahora sus hermanas crecen a salvo. Ya no os preocupa que se hagan mayores.
