Elisa cree que esta vez es la definitiva. Después de cinco desengaños amorosos, dos pedidas de mano y las incontables cantinelas de sus padres —-advirtiéndole que se le está pasando el arroz—, ha encontrado en Antonio, un compañero de su trabajo, a su otra mitad.
Indira no sabe muy bien lo que es estar enamorada, pero le gusta mucho Batuk, un chico que vive en su misma calle. Su madre le advierte que no se ilusione que para ella ya tiene otros planes. Desde que su padre y su hermano mayor desaparecieron, también lo hacen los últimos granos de arroz.
Estoy especialmente agradecida al equipo del wonderland por elegir este micro/denuncia que relata la triste realidad que sufren miles de niñas que, aunque lejos de nuestras fronteras, no debemos olvidar.
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