No sé el por qué de esta animadversión, ¡si nunca me han hecho nada!, pero jamás se me ocurrió pedirle una a los Reyes ni me daba envidia ver a amigos montados en ellas. Mis hermanos sí que tuvieron alguna, aunque eso fue antes de nacer yo, justo entonces desapareció papá.
Cada domingo nos reunimos en casa y observo la foto que está sobre el aparador, a la que le falta un trozo. Además de a mamá, Josechu y Felisín, se ve un cachito de lo que parece el manillar de una bici. Como no sacian mi curiosidad empiezo a sospechar, creo que mi madre y mis hermanos están compinchados… también que son los autores de las pintadas que, de vez en cuando, aparecen en el escaparate de la tienda de bicicletas de debajo de casa. Ahora la regenta Rosaura, sobrina de la anterior dueña. Me cuenta que su tía era guapísima, pero que repentinamente se fue de la ciudad y lo abandonó todo. Alguna vez me invita a dar una vuelta. Creo que le gusto, mas yo le digo que las detesto y que no sea tan fresca: ¡Que estoy casado, que tengo una niña y otra en camino!
Mes de julio y mi aportación a «esta noche te cuento» es la de un chico muy especial, más que tontorrón, es buenico…