«Carlos, ¡que tienes una edad!, sigues bebiendo y jugando, estás dilapidando la herencia de tu familia, piensa en las niñas. No me importa que salgas con otras mujeres, pero por lo menos tendrás cuidado de no dejar tu sangre repartida por ahí»
«A ti eso no te incumbe, dentro de nada serás libre, es lo que querías ¿no?, no soporto que me digas lo que puedo o no puedo hacer con mi dinero».
Era ya muy tarde, no querías entrar en discusiones, de sobra sabías cómo terminaban éstas, tan solo un par de días para irte con tus tres hijas a un bonito loft en el centro de la ciudad. Por fin te separabas, los papeles del divorcio estaban al caer, mientras, aguantabas estoicamente sus continuas salidas y venidas a altas horas de la noche.
Te despertaron unos quejidos. Según bajabas las escaleras, pensaste que de nuevo se habría traído a una de sus amiguitas. Sorteando algunos bultos y maletas que aguardaban en la entrada de la vivienda, entraste en el salón y hallaste a tu aún marido, solo en el sofá, pero hecho un ovillo y con un rictus de dolor dibujando su cara.
Cuando llegó Javier, el médico amigo de la familia, lo llevasteis rápidamente al hospital.
La operación de apendicitis fue un éxito. Al día siguiente volviste a visitar al enfermo y lo encontraste con una mujer que le hacía carantoñas, bastante parecida a la del día anterior y también con un acento que te era desconocido. Él, no apartaba los ojos de unos generosos y semidesnudos senos que le apuntaban descaradamente. Sin mirarte siquiera, te dijo que te marcharas, que quería estar a solas con su novia, pero antes de abandonar la habitación escuchaste no sin sorpresa…
«¡Ay mi amorcito, yo sí te daré el nene que esa mujer no supo darte!».
En la planta baja del hospital, Javier te comenta que Carlos está mejorando, con tono cómplice, y dominando el impulso de cogerte las manos, intenta disiparte otros temores…
«No te preocupes, jamás lo descubrirá, en cambio, todos comprobaremos el excelente resultado de su irreversible vasectomía».
Javier es un gran amigo.
Y hace buenas obras.
Besos.
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jjajajaj Javier es un mandao.
Un abrazo
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Me has hecho reír con esta historia. ¡Pobre hombre! Me pregunto cómo hará su amigo el médico para explicarle las cicatrices.
Un abrazo.
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Hola, Pedro, no te preocupes, Javier es un buen cirujano, a Carlos le hizo una intervención sin incisión quirúrgica que se denomina vasectomía sin bisturí (NSV, por sus siglas en inglés). Primero buscó los conductos deferentes palpando el escroto y luego le inyectó un anestésico. Luego hizo un agujero diminuto en la piel del escroto y selló los conductos deferentes. Después haló los conductos deferentes a través del diminuto agujero con el fin de amarrarlos y cortarlos. No se necesitaron puntos de sutura.
Ves qué fácil? al Google no hay operación que se le resista… 😉 De todos modos, si Carlos lo descubre, yo pienso negarlo todo, espero que tú no me delates, ja, ja, ja.
Gracias por leerme y comentarme.
Un abrazo.
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Jeje, que inesperado final. No se salva ni uno!! Menudas sorpresas le esperan al recién operado. Me ha gustado mucho tu reato.
Besicos muchos.
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Hola, Nani, cuando se trata de escribir, cualquier cosa vale para inspirarse.
Un abrazo. Gracias por leerme.
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Aaaaaah pero que hay gente vengativa en este mundo. Mirá que tomarse el trabajo de vaciarlo. No hay necesidad de gastar tantas energías. Ya con que se lo fume otra, misión cumplida. Digo… jaaaaaaaaa Yo hace rato colgué el cartelito «No hay devolución.»
Me encantó este relato por su cierre, Rosy. Muy afilado.
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Sandra, me da que la mujer miraba más por sus hijas…. total, ella ya está «entretenida» jajajajaj
Gracias por regar este pinar.
Un besazo
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Hummmmmm, no sé, no sé, me deja mal cuerpo… y veo que todos los comentarios van a favor de la malvada… es curioso.
Si está basado en hechos reales, yo me veo en la piel de Carlos y hasta le quito a las hijas (basándome en la educación que recibirán). Con el cirujano, lógicamente, hago que lo echen de su colegio profesional, hago que lo metan en la cárcel y lo espero a la salida para darle una somanta de hostias.
O eso… o es que lo he leído mal.
En cualquier caso, un beso 🙂
PD- No todos los hombres somos malísimos 😛
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Como usted comprenderá, yo tengo que hacer corporativismo, jajajaaj
Mira, ante el peligro de que Carlos deje embarazada a cualquier «pelandrusca» que solo persigue su dinero, y las tres hijas tengan que repartir entre cientos…. ¿qué quieres qué te diga?, lee de nuevo la historia, creo que no te has dado cuenta el tipo de persona que es el tal Carlos.
La historia es toda inventada, los personajes etc… excepto lo de la vasectomía que sí que puede hacerse sin puntos, (conozco un caso) por eso le explico a Pedro que él no tiene por qué darse cuenta.
¡En fin, que me has pillado, que puedo llegar a ser MUY mala…jajaj
Otro beso 🙂
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Javier ¿amigo de la familia? habrá que ponerlo entre comillas porque al final nos descubres de quién es realmente amigo.
Besos.
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Tu también te has dado cuenta… yo creo que a Javier le gustará vivir en el lofttttt, je je
Felices vacaciones, relájate y sobre todo DISFRUTA.
Un beso guapa
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Cuántos malos hay en tu relato. Para mí que el médico y la madre tienen recetas comunes. Me has llevado a la obsesión de los reyes por tener un varón. Un abrazo.
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No se salva ni el apuntador.
Javier y la madre son muy amigos, me da que están de acuerdo en casi todo.
Gracias Javier, (no serás cirujano!!!jajaja)
Un abrazo.
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El pobre Carlos, no se imaginaba con quien se estaba metiendo, me cae mal Javier, parece ser que no desaprovecha oportunidades.
Llego tarde a los comentarios, pero me gustó el relato.
Saludos Rosy.
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No te creas Beto, Carlos tampoco es un santito.
Agradecida de que me comentes.
Un saludo
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Jajajaja, que se fastidie por ser tan impresentable. Con su vasectomía hecha que se ponga a engendrar… Si puede, jajajaja.
Buenísimo, Rosy, me gusta ese toque de malicia.
Un besazo, guapetona
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¡¡¡Towanda, cosa guapa!!!
Te has dado cuenta? dependiendo de quién lea el relato, Carlos es víctima o verdugo.
Yo me apunto a lo que tú apuntas… jeje
Un besazo también para ti.
(Me alegra verte pasear por aquí).
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A mi me parece una historia divertida. Un tanto feminista, donde el hombre es un ser muy primario y la mujer demasiado astuta. En esta línea es un relato sugerente y provocador.
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Has dado en el clavo, me ha gustado que lo veas así.
Gracias Maitetxu, un abrazo
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